VISOR BOLIVIA / Redacción.- La expresidenta constitucional Jeanine Áñez, fue atendida de emergencia esta madrugada en el penal de Miraflores, tras infringir lesiones en su cuerpo, producto del cuadro de depresión que denunció hace dos semanas. A casi seis meses de su detención preventiva, crecen las voces que piden su liberación y denuncian la vulneración a sus derechos humanos.
Pasado el mediodía, la presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (APDHB), Amparo Carvajal, y activistas de las plataformas ciudadanas se hicieron presentes en el penal de Miraflores, en espera de poder hablar y confirmar el estado de salud de la exdignataria.
Carvajal reiteró que la integridad de Áñez, como persona y como mujer, es de preocupación de la Asamblea y por ello espera respuestas del ámbito judicial para que la expresidenta pueda ser atendida en un hospital y defenderse en libertad de los cargos en su contra.
En la última audiencia de acción de libertad, desarrollada de manera virtual el jueves, que al final le fue negada, Áñez pidió nuevamente “cambiar cárcel por casa”, pues advirtió que su estado de salud, tensión y depresión estaban al límite.
“Hice solamente lo que tenía que hacer. No me excedí en absolutamente en nada, nos soy ninguna delincuente, no mate a nadie, ni mandaría a matar nadie porque yo soy una mujer de fe, soy una mujer cristiana y siempre quiero lo mejor para mis compatriotas”, dijo esa jornada.
MEDICACIÓN CONTRAINDICADA
El abogado de la expresidenta, Luis Guillén, calificó este episodio como “un grito de auxilio” de su defendida, ante la situación que atraviesa por la constante presión y la manipulación judicial que desde el ámbito político suma procesos para mantenerla encarcelada.
Asimismo, Guillén reveló que en la Junta Medica realizada ayer, con la participación de galenos y psicólogos que evaluaron el cuadro clínico de Áñez dentro del penal de Miraflores, se reclamó por la mala administración de medicamentos para tratar el estado de depresión y ansiedad que hace varias semanas presentó la expresidenta.
“Régimen Penitenciario había estado aplicando mal los medicamentos a la exmandataria e incluso medicamentos contraproducentes a su salud que generarían en ella efectos adversos como una alta depresión y hasta síndrome de paranoia”, informó el abogado, en contacto telefónico.
Una receta publicada en redes muestra que a Áñez se le administra cinco pastillas: Paracetamol, Deuril, Ezomeprazol, Lozartan y Alprazolam.
Ayer, luego de esa Junta Médica, Régimen Penitenciario descartó algún “riesgo de vida” y por tanto, rechazó la posibilidad de trasladar a la expresidenta a un hospital.
“Se llega a la conclusión, avalada por todos los especialistas que participaron en dicha junta, que la señora no presenta ningún tipo de descompensación en su patología crónica, que ponga en riesgo su vida”, señaló la encargada de Salud de Régimen Penitenciario, María García.
El director de Régimen Penitenciario, Juan Carlos Limpias, agregaba que Áñez seguiría aislada en el área de enfermería del penal “hasta que la familia asuma algún tipo de determinación”.
GOBIERNO MINIMIZA
La información circulaba temprano en redes sociales y fue el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, quien en conferencia de prensa, confirmaba el hecho, pero minimizaba el caso al calificar como “estable” la salud de Áñez.
“Lamento informar al pueblo boliviano que (Áñez) había pretendido generarse una autolesión en horas de la madrugada del día de hoy. Tiene unos pequeños rasguños en uno de sus brazos, pero no hay nada de qué preocuparse”, declaró.
El ministro negó referirse a los pedidos políticos para que la exmandataria asuma su defensa en libertad, porque esa es atribución exclusiva del Órgano Judicial; empero, insistió en que ella es acusada de “asesinar bolivianos”, cuando en realidad, se encuentra en detención preventiva desde marzo por el caso de supuesto “terrorismo, sedición y conspiración”, más conocido como “golpe” a Evo Morales.
SOLIDARIDAD CON ÁÑEZ
El alcalde de La Paz, Iván Arias, se hizo presente en puertas del penal de Miraflores a mediodía, para expresar su solidaridad con Áñez y su familia.
“¿Por qué queremos destruir tantas vidas?, ¿Hasta dónde van a llegar las consecuencias del odio y el revanchismo político?”, lamentó, y se sumó a los pedidos de modificación de medidas cautelares, como el arresto domiciliario, para continuar con cualquier proceso legal.
Otras expresiones de solidaridad para la expresidenta de Bolivia, sobre todo desde las redes sociales, se dieron luego de conocer el hecho. La oposición puso énfasis en el maltrato y abuso que recibe Áñez por cálculo político del Gobierno y el MAS.
“El gobierno de Luis Arce y su política revanchista está superando todos los límites. Una y otra vez han manoseado la salud de Jeanine Áñez, en un comportamiento inhumano que es crueldad”, escribió en redes, el gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho.
A su vez, el expresidente Carlos Mesa rechazó la información brindada por el Gobierno y solicitó que las instancias de derechos humanos sean vigilantes por lo que pueda suceder con la exmandataria.
“Las explicaciones del Gobierno sobre el estado de la expresidenta Jeanine Añez no son serias ni creíbles. La Asamblea Permanente de DDHH y OACNUDH, como entidades independientes, deben verificar su situación. Pido el cese de su encarcelamiento político. Que se defienda en libertad”, citó.
A primera hora de este sábado, Mesa y los también expresidentes Jorge Quiroga y Jaime Paz Zamora, habían emitido un llamado a la Fiscalía General y el Órgano Judicial, para preservar la integridad física y psicológica de quien gobernara Bolivia entre 2019 y 2020.
“Los informes médicos que sea han conocido, así como las imágenes conmovedoras que se han difundido, evidencian el deterioro de la salud de la expresidenta Áñez. Por esa razón consideramos crucial e inaplazable revisar su situación jurídica y establecer cualquier medida alternativa que le permita defenderse, resguardando su derecho a la salud, la vida y la intergridad”, señala la nota.
MANTENERLA ENCARCELADA
Áñez es acusada del supuesto “golpe de Estado” de noviembre de 2019, cuando asumió el mando del país ante la renuncia de Evo Morales y el vacío de poder que dejó la cúpula del Movimiento Al Socialismo (MAS). El 12 de marzo de este año fue aprehendida en Trinidad y trasladada, en horas de la madrugada, hacia La Paz, donde se le dictó detención preventiva por cuatro meses que luego se sumó a seis, en el penal femenino de Miraflores.
Tras cumplir cuatro meses, la Fiscalía “dividió” su imputación y agregó las figuras de presuntas resoluciones contrarias a la ley e incumplimiento de deberes, con el objetivo de mantener a Áñez encarcelada. El Juzgado Anticorrupción de La Paz aceptó la acción legal y dispuso otros seis meses de detención para la expresidenta, lo que generó el denunciado cuadro depresivo.
La miembro del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) Patricia Tappatá, que en la semana publicó su informe sobre la convulsión social de septiembre a diciembre de 2019, manifestó que la justicia en Bolivia continúa presentando “tremendas deficiencias” y advirtió que el “uso abusivo de la prisión preventiva” es una vulneración a los derechos humanos.
Precisamente, con el informe del GIEI, el régimen de Luis Arce activó la denuncia de “masacre y genocidio”, que fue inmediatamente formalizada por el fiscal general Juan Lanchipa, ante el Tribunal Supremo de Justicia. La Asamblea Legislativa tendrá que aprobar por dos tercios, un nuevo proceso contra Jeanine Áñez Chávez.
CUADRO DEPRESIVO
Tras una valoración en el Hospital del Tórax, donde fue remitida en medio de una fuerte custodia policial el 11 de agosto, la Dirección de Régimen Penitenciario confirmó el diagnóstico de hipertensión arterial sistémica y síndrome ansioso depresivo de Áñez.
Día antes, luego de conocerse fotos de la política beniana totalmente demacrada, el Instituto de Investigación Forense (IDIF) emitió la solicitud de traslado a un centro médico para tratar su cuadro cardiaco, además de pedir exámenes de laboratorio complementarios.
Finalmente, la mañana de este 18 de agosto, Régimen Penitenciario determinó el traslado de Áñez al Hospital del Norte en la ciudad de El Alto, sin notificar a su familia ni abogados. El hecho provocó mayores dudas por la labor de esa instancia, dependiente del Viceministerio de Régimen Interior, porque subir de 3.600 a 4.200 metros sobre el nivel del mar es contraproducente en pacientes hipertensos.
“Los tratos despiadados hacia mi madre cada día son peores, no tienen compasión alguna, ni siquiera tienen respeto a la vida humana, mucho menos tienen temor a Dios por todos los actos tan inhumanos que están cometiendo. Ningún ser humano, ni un animal, merecen ser tratados de esta manera, lo único que les puedo decir en estos momentos es, que Dios los perdone”, escribió esa jornada, la hija de la expresidenta, Carolina Ribera.
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